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Multitud


La obra de Valentina López Aldao sorprende por la profundidad de sus estudios sobre la multitud, tanto en el pliegue interno generado por la masa sobre sí misma, como por la forma en la que aquella se desplaza. La artista nos invita a recorrer un camino que se compone de estudios antropológicos e históricos sobre las multitudes y que formó parte de una larga investigación que realizó sobre las playas en Uruguay. “Multitud” presenta una serie de pinturas de gran formato que se inspira en los diversos registros fotográficos producidos en su búsqueda.


A través del mapeo de los cuerpos se logra una Gestalt que se instala en figuras absortas, contemplativas o en diálogo, pero que fundamentalmente provoca un estado de contemplación para el espectador. En sus pinturas puede apreciarse la toma de posición de los cuerpos, de sus pregnancias cotidianas, de su movilidad y su resistencia. En estas composiciones prima el color rosa fuerte, con sombreados violetas y líneas tendiendo al negro, una paleta vibrante que es utilizada en toda la obra. El tono rosa, se vincula ya en el Renacimiento con el color de la piel y de la carne y también como representante de la clase social religiosa en la Edad Media y de la burguesía en el período del Rococó.

 

Este detalle no es menor, dado que la contextura que logra la artista a través del color y de los cuerpos fragmentados, provoca la alteración del concepto de “multitud”, es decir, del rompimiento de la trama social en su visualidad, acción que sin embrago nos lleva a un espacio de sobrevivencia de la misma. El cuerpo es empoderamiento, son “cuerpos que importan” (Judith Buttler dixit), cuerpos en cuya presencia se afirma una superficie de inscripción, un estado que enuncia el lugar político del cuerpo, el silencio de la palabra y la multitud como emergente poderoso, como presencia.


Asimismo se presenta la obra “Momento apremiante”, una instalación que consta de más de siete mil piezas con forma humanoide, que la artista ensambla una a una, para conformar “multitudes” que irrumpen en la sala a nivel del piso. Esta instalación hace alusión a la famosa obra del período helenístico: el Laocoonte y sus hijos. La misma alude al relato en el que Laocoonte intenta denunciar que los Troyanos serán embaucados y traicionados con el regalo de un caballo que en su interior lleva soldados. Al denunciar esta verdad, Laocoonte y sus hijos son castigados por los dioses, siendo atacados por serpientes que los devoran. Esta obra muestra el “instante apremiante” mediante una captura exacta y desgarradora de la muerte y la impotencia. La artista
se sirve de estas figuras, que en su estética dejan ver cómo la multitud forma parte de un movimiento social y político. Son cuerpos que en escena, señalan que el “biopoder” como analizara Michael Foucault, es multitud en tanto es multiplicidad, en donde interviene una población que gestiona sus cuerpos y los manifiesta.

 

El arte contemporáneo es un campo de violenta contradicción y tremenda explotación y también es un espacio en donde las energías de las comunidades y sus deseos se ponen de manifiesto (1). En estos territorios también se crean zonas de tensión y fragmentación, sobre todo en aquellos lugares comunes de convivencia vital. En esa configuración que es habitada por una multiplicidad de seres, se inscribe la obra de Valentina López Aldao, en un movimiento complejo llamado: Multitud.

 

 


Jacqueline Lacasa

 

 

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1 Steyrel Hito, Los condenados de la pantalla.

 

 

 

 

Curaduría de Jacqueline Lacasa.

Exposición en Colección Engelman - Ost.

Registro fotográfico de Juan Landarín.

2019

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